El Hotel de Bilderberg, ubicado en Oosterbeek, cerca de Amsterdam |
El Club Bilderberg reúne en privado a 150 personalidades de la política y las finanzas del mundo para debatir sobre los desafíos del planeta. ¿Y decidir el futuro?
La prensa no puede cubrir el evento. La opacidad de estos foros alimenta las teorías de la conspiración y deja incógnitas. Obama, Tony Blair, Bill Clinton o Margaret Thatcher estuvieron allí antes de llegar a la presidencia. ¿Casualidad o requisito?
Cumbre de Davos, G-8, el FMI, el Ecofin, la OTAN, la Casa Blanca, Standard and Poor's, Wall Street... ¿Realmente mandan en el mundo, a través de circuitos complejos que se solapan generando conflicto de intereses? ¿O puede ser más sencillo? Quizá los poderosos opten por el retiro, se sienten a hablar relajados en alguna sala de un hotel, alejados de los focos y la voracidad de la actualidad, para debatir los desafíos del mundo y decidir el destino o los problemas futuros. Algunos piensan que lo de gobernar se parece a esto último, es decir, se parece al Club Bilderberg, que reúne en privado a 150 personalidades de la política y las finanzas para debatir de lo que pasa y anticiparse sobre lo que podría ocurrir.
El cónclave de este año se celebra a puerta cerrada en un hotel en Chantilla, en el estado de Virginia (EEUU). Austeridad y crecimiento,seguridad cibernética, los desafíos energéticos, China y Oriente Medio, el panorama político de Europa… Es lo que se va a discutir en este club hasta el 3 de junio.
Pero la opacidad de estas reuniones, en las que la prensa no puede poner asomarse, alimenta teorías de la conspiración y deja incógnitas.Según cuenta la BBC, de estas reuniones se ha llegado a decir que fueron las culpables de la contracción del crédito. Por otra parte, Tony Blair, Obama, Bill Clinton o Margaret Thatcher fueron invitados a este club antes de llegar a la presidencia. ¿Casualidad o requisito?
El Club Bilderberg se reunió por primera vez en mayo de 1954 en un hotel de Holanda. El encuentro se convocó para reforzar las alianzas entre Europa y Norte América, en el lujoso hotel Bilderberg. Durante un fin de semana debatieron sobre política internacional y economía. La primera reunión contó con el patrocinio de la familia real de Holanda y los Rockefeller.
Los precursores del encuentro defienden el carácter privado de las discusiones porque consideran que así se les da más libertad para opinar a los participantes. Y si hay más debate, pues más propuestas de cara al futuro y soluciones a problemas.
“Bilderberg es un pequeño foro intenacional y flexible, pero en secreto, para mejorar el entendimiento y facilitar la libertad de expresión. En las reuniones no se proponen resoluciones, ni declaraciones política”, dice el club en su web.
Eso sí, la organización facilita el listado de asistentes y tras la reunión emite una pequeña nota de prensa con conclusiones generales. Nada de lo que se cuece dentro.
En la reunión de este año, la número 60, asistirá la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. En la lista de invitados, de España figuran el consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, el comisario de la Competencia, Joaquín Almunia y el director general de La Caixa, Juan María Nin Génova.
En la reunión de este año, la número 60, asistirá la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. En la lista de invitados, de España figuran el consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, el comisario de la Competencia, Joaquín Almunia y el director general de La Caixa, Juan María Nin Génova.
Sentados en orden alfabético para escuchar intervenciones de 10 minutos
Los participantes en el encuentro se sientan en orden alfabético para que no haya desigualdades, ni ninguno sienta que está en inferioridad de condiciones. Durante el fin de semana hay una agenda de reuniones informales en las que se intercambian ideas. En las sesiones, hay ponentes que intervienen durante diez minutos. Pero lo interesante de estos encuentros son las conversaciones entre los invitados, charlas en los pasillos o en el descanso de la sesión.
Este grupo insiste en que no tiene poder, pero sí influencia. Para Daniel Estulin, periodista y autor de 'El Club Bildeberg’, este grupo “más allá de ser un centro de influencia es un lobby financiero con un poder superior a de la política". Así lo cuenta en el prólogo de su publicación ‘Los secretos del Club Bildeberg’. En su opinión, el poder de estas reuniones radica en su confidencialidad, ya que un grupo de banqueros, políticos y empresarios poderosos conforman una sociedad secreta y a partir de ahí hablan del mundo y deciden.
En 2010 el club celebró la reunión en un hotel de Sitges. El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y Bernardino León Gross estuvieron entre los invitados.
A este club selecto suele acudir la reina Sofía, pero este año no tiene confirmada su presencia.
Todo comenzó un día de 1954
El libro de Los Secretos del Club Blinderberg, de Daniel Estulin, se puede considerar el paradigma de los amantes de la teoría de la Conspiración. Aporta datos, cartas y también interpretaciones de lo que ha sido el devenir del mundo desde que un día, en 1954, muchos de los hombres más poderosos del mundo se reunieron por primera vez bajo el patrocinio de la familia real de Holanda y la familia Rockefeller en el lujoso Hotel Bilderberg, en la pequeña población de Ooesterbeck.
La teoría de Estulin es que estos hombres dominan el mundo moderno, o más que ellos, las fortunas y los lobbys que están detrás de muchos, ya sea como propietarios finales de las mayores empresas del mundo o como instigadores de políticas globales encaminadas a llevar a cabo sus intereses.
La pregunta es ¿quién controlaba el mundo entonces hasta este primera reunión? Que un grupo de gente poderosa se reúna durante un fin de semana para debatir no parece una conspiración, más lo sería si nadie supiera de esas reuniones. Que la idea de estos personajes sea hacer todo lo posible para que se viva dentro de un mercado globalizado, controlado por un Gobierno Mundial Único,vigilado por un Ejército Mundial Unido, regulado económicamente por un Banco Mundial, no parece nada disparatado. Tampoco malvado.
Estulin va más allá y señala que la idea final es que este planeta esté habitado por una población controlada por microchips y cuyas necesidades vitales se habrán reducido al materialismo y la supervivencia: trabajar, comprar, procrear, dormir, todo conectado a un ordenador global que supervisará cada uno de nuestros movimientos.
Su idea parece que va más allá de lo que vivimos en el día a día y deja la libertad de la persona en un limbo. ¿Se están dando las condiciones necesarias hoy para que la gente solo tenga en mente sobrevivir? ¿Estamos a un paso de ese mundo en que gran parte de la población viva sus días como algo mecánico, una rutina programada sin que ellos lo sepan? Teniendo en cuenta el desarrollo de muchos países y las revueltas en Oriente Próximo en busca de libertad, no parece tan fácil controlar lo que el mundo y la gente puede opinar. Los secretos del Club Blinderberg, sin embargo, deja en el aire las razones por las que el mundo participó en Kosovo (el control de la droga en el mundo), se puso en marcha la Guerra del Golfo (el petróleo) y en general todos los conflictos que nos han asolado desde mediados de este siglo.
Estulin cree que los conflictos se preparan a largo plazo y ve en todas las crisis el mecanismo imprescindible para recorrer el camino que antes se ha trazado desde un Club en el que, aunque no lo parezca tal y como nos va ahora, hay españoles. El Club decide dónde se interviene cómo o por qué. Según el mismo, es la guerra por el control del petróleo, de los recursos naturales lo que está detrás de todas las guerras y crisis. Programadas.
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