LA LIBERTAD Y EL LIBREPENSAMIENTO
Sergio Gras
LIBERTAD es
una palabra sencilla, pero que expresa el mayor anhelo de los seres humanos
desde el principio de los tiempos. Por un lado, representa la razón de vivir y
de morir de todos los revolucionarios que se levantaron para luchar contra el
abuso y la sinrazón del poder, impuesto por la fuerza a sangre y fuego. Y por
otro, también es la musa inspiradora de los creadores artísticos que logran con
su arte estimular la sensibilidad de las personas hasta alcanzar las más
elevadas emociones.
La libertad
es la capacidad de poder obrar según el libre albedrío, según la voluntad
propia, y tomar decisiones sin coacción ni amenazas, asumiendo la
responsabilidad de las mismas. Sin duda, el ejercicio de la libertad implica
una gran responsabilidad, ya que si todos los seres humanos somos libres y
juiciosos, ineludiblemente, todos debemos defender la igualdad entre personas y
el respeto en cualquiera de las relaciones sociales, sin distinción de
procedencia o rango. Si la libertad se ejerce sin responsabilidad, de inmediato
se transforma en un instrumento manipulador y caprichoso, que sirve para
imponer la voluntad u opinión de unos sobre otros, abusando de posiciones de
dominio, y corrompiendo la idea de libertad en un voluble y arbitrario
libertinaje.
El
LIBREPENSAMIENTO se fundamenta en opiniones forjadas sobre la base de un
análisis objetivo e imparcial que baraja acontecimientos y hechos con
procedimientos asépticos y neutrales. Un librepensador es el responsable de sus
propias opiniones y, en consecuencia, dueño de sus decisiones, con
independencia de las manipulaciones interesadas y dogmáticas de algunas
organizaciones o entidades que quieren imponer sus ideas con finalidades
inconfesables (políticas, religiosas, activistas, etc.). Ser un librepensador
requiere una voluntad inquebrantable para buscar sin descanso la verdad de las
cosas y el trasfondo de la realidad, tan frecuentemente impregnada en un halo
de falsedad y confusión. También requiere de una sed de conocimiento inagotable
para contrastar incesantemente las informaciones que nos aporta la vida moderna
en cualquiera de sus medios, que son muchos y cada vez más sofisticados.
Además, es necesario tener una actitud escéptica ante tanta información, ya que
es tan peligrosa para la verdad la escasez de datos como el exceso de ellos,
siendo imperativo la ponderación y el análisis exhaustivo de todos ellos.
Uno de los
principales problemas para ejercer la libertad del librepensamiento es la
enorme cantidad de opiniones que existe en un mundo con tanta diversidad y
riqueza étnica y cultural. Para ilustrarlo, planteo las siguientes preguntas a
cualquier persona que tenga a bien respondérselas a sí misma, con sincera
honestidad:
"Si
hubieras nacido en otra familia, otra ciudad, otro país, ¿tendrías las mismas
ideas políticas, religiosas, sociales?"
"Si
hubieras estudiado en otro colegio, otra universidad, con otra cultura,
¿tendrías los mismos conocimientos y valores?"
"Si
hubieras nacido en otro continente, otra etnia, otra cultura, ¿tendrías las mismas
preferencias políticas, religiosas, sociales?"
Estas
preguntas, aparentemente sencillas de responder, plantean de entrada grandes
dudas: ¿Qué piensan otras familias? ¿Por qué podrían pensar de otra manera?
¿Conozco como piensan otras familias? ¿He tenido conversaciones con miembros de
otras familias de distinto entorno social y cultural? Y podríamos repetir de
nuevo la misma colección de preguntas, considerando un entorno educativo
diferente, o respecto a una etnia completamente distinta, social y culturalmente.
Estoy convencido que un debate sobre este asunto resultará muy interesante y
formativo.
Sin embargo,
y profundizando sobre este asunto, debemos poner de manifiesto que el principal
problema, y el más grave, para ejercer el librepensamiento es la constante
intoxicación formativa e informativa que reina en la actualidad, y desde
siempre, en todos los medios de comunicación, formativos y de relación social.
Pero este asunto, sobre la manipulación de la educación, del conocimiento y del
saber debe ser objeto de otro artículo. Valga como conclusión una reflexión de
Galileo Galilei, una de las víctimas más conocidas, que sufrió, y casi murió, a
causa de una voluntad viciada y corrupta que quería imponer su limitada
opinión: "No me parece que sea necesario creer que el mismo Dios que nos
ha dado nuestros sentidos, nuestra razón e inteligencia, haya deseado que
abandonáramos su uso, dándonos por otros medios la información que podríamos
obtener a través de ellas."
.../...
LA HORA DEL CAFÉ
Miss Marple
Hoy, Juani se
retrasa. Así que aprovecho para contaros quién es Juani. Ella es mi amiga, pero
mi amiga de verdad, "de las de toda la vida". Es una suerte tener una
amiga así, esa con la que siempre cuentas. Y aunque a veces no nos veamos en
temporadas más largas, cuando volvemos a vernos, es como si nos hubiésemos
visto ayer. Nos contamos nuestras cosas, y cuando digo nuestras cosas, son las
que nos pasan a nosotras, o a nuestros hijos o parejas, vamos, no se trata de
charlar de trapos, que es el tópico, se trata de compartir los asuntos de la vida. La que tenga una
amiga así, "de las de toda la vida" me entenderá. Ya viene, a ver que
me cuenta.
- Buenos días
(dos besos).
- Hola
querida Juani, como dicen en la India, "namasté".
- ¿Cómo que
namasté? ¿Qué es eso?
- Pues es un
saludo especial, busca su significado en Internet y ahí te lo explicarán mejor
que yo.
- Vaya, pues
si que estás exótica hoy.
- Pues sí, de
vez en cuando, podemos aprender algo de estos pueblos pobres, que carecen de
muchas cosas materiales, pero disfrutan de una vida espiritual e interior muy
rica e intensa, a diferencia de la nuestra, que es más bien exterior y
superficial. No te puedes imaginar lo que se puede aprender de ellos, tienen
una manera de entender la vida y la muerte completamente diferente a la
nuestra. Últimamente, estoy leyendo algunas cosas sobre ellos y resulta muy
interesante.
- Está claro
que hoy vienes "profunda". Pues yo, la verdad, más bien vengo todo lo
contrario. Me han tocado 60 euros en el sorteo de la ONCE y estoy como unas
castañuelas, ¡te puedes imaginar! Así que hoy te invito al café y, además, con
churros.
- ¡Estupendo!
Me encanta saltarme la
dieta. Además, un día es un día.
- 1 -
DÍOS Y NUESTROS DIOESES
Aristarco Milton
A estas
alturas de la civilización no vamos a entrar en si Jesús de Nazaret existió o
no ya que, aunque a lo largo de la
historia se ha dudado sobre este asunto, hoy en día parece ser admitido como un
hecho histórico irrefutable. El ser humano se plantea la cuestión de la
existencia de Dios desde el ámbito de la ciencia y las opiniones de algún
filósofo o las vertidas en algunos estudios: ¿Existe Dios?
Podemos decir
que la única respuesta a ese interrogante es la que podemos ofrecernos cada uno
de nosotros a nosotros mismos en nuestra más completa soledad. Entrar en un
lugar, cerrar la puerta cuando pasamos al interior y sin que nadie ni nada nos
observe ni nos escuche, ni nos interrogue, sin que haya posibilidad de
calificaciones o de juicios de valor, responder. Esa respuesta es la única
válida aunque no será permanente, ya que tanto si es afirmativa como negativa
con el tiempo la modificaremos, también en un sentido o en otro. Torres más
grandes han caído. El propio Sartre, padre del argumento existencial, y uno de
los más profundos ateos de la filosofía de nuestro siglo, parece que comunicó a
su compañera, Simone de Beauvoir, sus dudas al respecto y su necesidad de dar
crédito a ese supuesto, cuando la muerte ya
le acechaba.
Cuando los
seres humanos dan una respuesta en grupo
a este grave problema, los que le escuchan o los que le leen lo califican
inevitablemente. Esto no es gratuito como tampoco nos quedamos quietos
espiritualmente ante la contemplación del cuerpo muerto de un ser querido. Se
remueven todas y cada una de las partes de nuestro ser, incluyendo nuestras más
profundas convicciones religiosas. Hoy día queda muy elocuente ser capaz de
negar a Dios. En cierta manera, nuestro mundo lo está haciendo ¿qué ha puesto
en su lugar? Decía Freud que cuando suplantamos a nuestros progenitores se
produce un vacío tan terrible que necesitamos cubrirlo con algo suficientemente
importante y a esto lo denominamos Dios.
Acto intelectualmente infantil, decía el padre del psicoanálisis. Pero si
quitamos a Dios, ¿qué nos queda o qué
podemos poner en su lugar?
Ciertamente
muchos seres humanos niegan taxativamente la existencia de Dios cuando, en
realidad, lo que están poniendo en duda es la validez del mensaje que les están
dando instituciones que, en su nombre, proponen ideas y juicios que pueden no
tener nada que ver con Dios, o con su
voluntad. Los seres humanos piensan que Dios dice, que Dios quiere, que Dios
manda, que Dios es tal o cual cosa, cuando en realidad son otros seres humanos
los que están afirmando tal o cual cosa. Esta es, sin lugar a dudas, la piedra
angular de todos los conflictos de tipo religioso que existen en el planeta.
Los seres humanos necesitan del colectivo porque así parece que están más cerca
de la verdad pero eso no significa que así sea. Las religiones son sólo
vehículos que establecen los hombres para llegar a Dios decía Kant. Se escriben
libros y se dice que los ha dictado Dios, se juzgan actos y se dice que los
juzga Dios y se proponen guerras y se hacen en el nombre de Dios. Leamos los
periódicos. Una cosa es no creer en Dios y otra muy distinta es afirmar que
Dios no existe porque el sacerdote del pueblo tiene un coche magnífico y una
vida regalada, o decir que Dios no existe porque los días de fiesta no nos
agrade ir al templo a rezar. Cuando se pregunta por estas cuestiones, los seres
humanos tienen tendencia a unir una cosa con otra. Un sutil Benjamín Forcano se planteó estos interrogantes referidos al
Dios del hombre contemporáneo, formulando la siguiente pregunta: " ¿No será
que el rechazo, más que de Dios o de la religión en sí, es contra un Dios o
religión que bendice, legitima o encubre la injusticia?"
Cuando un ser
humano busca un ideal y lo hace dedicando su vida íntegramente a los demás, sin
tapujos y con la grandeza moral que le otorga esta acción, Dios le viene dado.
La cuestión planteada es: ¿Más que
religión sí o religión no, qué tipo de religión?. ¿Acaso no son un sustituto de
Dios los dioses que hemos ido configurando: el dinero, la necesidad de que nos
quieran, el afán de protagonismo, nuestro móvil o coche, nuestro querido equipo
de fútbol, nuestra pose, es decir, nosotros mismos y nuestro prestigio en el
grupo, el poder?
Bastaría el nombre del Dios de las religiones
para explicar el sentido de la vida tan alejada de lo trascendente, como la que
propone una civilización como la
nuestra. Un mundo insatisfecho, desorientado, en profunda
crisis, este mundo en el que vivimos. La pregunta por Dios es angustiosa. Dios
no puede ser un sustantivo ni un sujeto, ni tampoco objeto de predicción
lingüística. Dios es descubrimiento y por ello nos puede conducir a la vacuidad
más absoluta. Decir Dios es decir silencio, ausencia, que otorga razón al que
lo niega pero una razón que nos estremece por su posibilidad. Es duro esperar
una respuesta que no llega, pero el ser humano siempre sigue llamando: lo
necesita. Si Dios guarda silencio y el mundo se muestra oscuro y los actos de
los seres humanos se producen por resentimiento o por hipocresía, ¿dónde está
su belleza?
Cuántas veces
hemos querido acompañar al hombrecillo del campanario del siglo XVI, como
relataba José Saramago no sólo para clamar justicia, sino quizás también para
pedir ser escuchados por el que no quiere decirnos nada acerca de su
existencia. Mientras tanto, seguiremos subiendo al campanario para tocar
melancólicamente.
- 2 -
VICIOS
Javier Ruiz-Medrano Lucas
Pasé los últimos años de mi infancia en un convento. Mejor dicho en un seminario, aunque para mí es lo mismo. Corrían los años finales del franquismo y mi padre decidió que la única forma posible de que yo hiciera el bachillerato a un precio asequible era ponerme a estudiar para cura, como se decía entonces. En pocas palabras, a mis diez años de edad me encontré con una maleta, de algo parecido al cartón, viajando a lo desconocido en aras de empezar a labrarme un incierto porvenir. Antes de nada quiero aclarar que nunca le estaré bastante agradecido a mi padre por haber tomado aquella decisión. Cuando a los casi catorce años dejé aquel seminario (bueno me echaron) tenía las ideas prácticamente formadas y mi visión de los avatares de la vida ha cambiado poco desde entonces. Todavía tengo nítidos en la memoria los sermones del Hermano Pablo, del Hermano Aniceto, del Hermano Eleuterio y de todos los hermanos de aquella congregación de la que no voy a desvelar el nombre porque no me gusta señalar. Sus encendidos discursos sobre la naturaleza pecadora de la raza humana caían en nuestras mentes infantiles como verdaderos bombardeos de napalm. Sus vehementes sermones sobre los vicios y la depravación de las personas eran como descargas de artillería en nuestras pequeñas cabezas. Según ellos el mundo estaba totalmente corrompido (recuérdese eran los últimos años sesenta) y a nosotros nos tocaba salvarlo. Nosotros íbamos a ser la vanguardia de la lucha cristiana contra el desenfreno de la sociedad. Debo confesar que durante unos meses, tal vez, algún año, estuve convencido de que las cosas eran así. Si el hermano Pablo despotricaba contra el alcohol, el hermano Aniceto era contra el tabaco. Otro día tocaba el juego, otro las mujeres (así se decía entonces) otro las drogas. Hasta la política era una perversión para aquellos frailes.
Perdónenme la introducción pero es que hoy, más de cuarenta años después, estoy que no me lo creo. Ya no son los curas los que nos quieren llevar por el camino correcto (bueno todavía hay alguno dando la matraca, pero cada vez cuela menos) ahora es la sociedad, o una buena parte de ella, la que impone a la gente las buenas costumbres. Lo que el hermano Eleuterio nos decía sobre el alcohol, hoy lo dicen los médicos más reputados. El uno nos amenazaba con la condenación eterna, los otros nos amenazan con una vejez llena de enfermedades insoportables. No les digo nada del tabaco o del juego o de las drogas. En lo de las mujeres todavía no coinciden las opiniones de frailes y médicos, pero todo se andará y al paso que vamos no se andará mucho. ¿Se acuerdan ustedes de aquel pecado tan rimbombante llamado gula? A mí siempre me pareció un pecado a la medida de los pobres, que como tenían poca cosa que llevarse a la boca se consolaban pensando que cuando no comían vivían en plena virtud. Pues, pregunten hoy a cualquier médico y comprobarán que en aras de la diosa Salud hay que sobrevivir comiendo cuatro lechugas y cuatro judías verdes. Talmente como aquellos pobres de antaño. Es solo un ejemplo, hay muchos más. Lo más grave es que de los consejos médicos pasamos a las amenazas o directamente a las prohibiciones. Las cargas a la Seguridad Social de fumadores, bebedores, drogadictos y demás hacen que las fuerzas sociales prediquen contra el vicio como ayer lo hicieron las fuerzas religiosas, con la única diferencia de que los curas no ponían multas (que yo sepa) hoy a la que te deslices un poco (beber en la calle, por ejemplo) te crujen con cien euros, aparte de afearte la conducta. ¿Qué paso con la libertad individual? Porque en España la hubo. Tengo para mí que los quince años posteriores a la muerte de Franco han sido los más libres que ha conocido España en toda su historia. Después han empezado las prohibiciones, las multas y los sermones. El hermano Aniceto habría hecho carrera en la España de hoy solo con cambiar un poco el discurso y en vez de impresionarnos con el fuego eterno, pasar a amenazarnos con los quirófanos, con la unidad de cuidados intensivos o con el dentista, que hoy parece que son más fieros que el mismísimo Pedro Botero (el de las calderas, el demonio vamos) ¿Recuerdan ustedes aquello de la conciencia? Aquel personaje que te decía lo que estaba bien y lo que estaba mal según la iglesia. Que te remordía por las noches y no te dejaba dormir en paz hasta que ibas y le contabas al cura que habías metido mano a una vecina y lo que es peor ésta se había dejado y el cura te preguntaba ¿Cuántas veces hijo mío? y tú le decías, yo que sé padre, todas las que se ha dejado, supongo. Hoy esa conciencia no te deja dormir porque te has fumado cuatro cigarros o te has comido un montado de chorizo frito. Lo que cambian los tiempos y lo distinta que es la democracia de lo que yo me pensaba.
Parece ser que se va a instalar en Madrid o Barcelona una ciudad del vicio al estilo Las Vegas en los Estados Unidos. Nada que objetar por mi parte. Pero me llama la atención la resistencia de muchas capas de la sociedad a que se lleve a cabo este proyecto. He oído entre gentes, tanto de derechas como de izquierdas, que ejecutando estas ciudades se fomenta el juego, el alcohol, la prostitución y todos los vicios que en el mundo son. No creo que vaya a ser obligatorio ir a Eurovegas (así llaman al invento) igual que no es obligatorio beberse un ron con naranja, fumarse un paquete de tabaco o ir todos los sábados al puticlub a ver que se cuece por allí. Por lo tanto vamos a dejarnos de paternalismos, interesados en la mayoría de los casos, y vamos a dejar a la gente con sus vicios, que son suyos.
Perdónenme la introducción pero es que hoy, más de cuarenta años después, estoy que no me lo creo. Ya no son los curas los que nos quieren llevar por el camino correcto (bueno todavía hay alguno dando la matraca, pero cada vez cuela menos) ahora es la sociedad, o una buena parte de ella, la que impone a la gente las buenas costumbres. Lo que el hermano Eleuterio nos decía sobre el alcohol, hoy lo dicen los médicos más reputados. El uno nos amenazaba con la condenación eterna, los otros nos amenazan con una vejez llena de enfermedades insoportables. No les digo nada del tabaco o del juego o de las drogas. En lo de las mujeres todavía no coinciden las opiniones de frailes y médicos, pero todo se andará y al paso que vamos no se andará mucho. ¿Se acuerdan ustedes de aquel pecado tan rimbombante llamado gula? A mí siempre me pareció un pecado a la medida de los pobres, que como tenían poca cosa que llevarse a la boca se consolaban pensando que cuando no comían vivían en plena virtud. Pues, pregunten hoy a cualquier médico y comprobarán que en aras de la diosa Salud hay que sobrevivir comiendo cuatro lechugas y cuatro judías verdes. Talmente como aquellos pobres de antaño. Es solo un ejemplo, hay muchos más. Lo más grave es que de los consejos médicos pasamos a las amenazas o directamente a las prohibiciones. Las cargas a la Seguridad Social de fumadores, bebedores, drogadictos y demás hacen que las fuerzas sociales prediquen contra el vicio como ayer lo hicieron las fuerzas religiosas, con la única diferencia de que los curas no ponían multas (que yo sepa) hoy a la que te deslices un poco (beber en la calle, por ejemplo) te crujen con cien euros, aparte de afearte la conducta. ¿Qué paso con la libertad individual? Porque en España la hubo. Tengo para mí que los quince años posteriores a la muerte de Franco han sido los más libres que ha conocido España en toda su historia. Después han empezado las prohibiciones, las multas y los sermones. El hermano Aniceto habría hecho carrera en la España de hoy solo con cambiar un poco el discurso y en vez de impresionarnos con el fuego eterno, pasar a amenazarnos con los quirófanos, con la unidad de cuidados intensivos o con el dentista, que hoy parece que son más fieros que el mismísimo Pedro Botero (el de las calderas, el demonio vamos) ¿Recuerdan ustedes aquello de la conciencia? Aquel personaje que te decía lo que estaba bien y lo que estaba mal según la iglesia. Que te remordía por las noches y no te dejaba dormir en paz hasta que ibas y le contabas al cura que habías metido mano a una vecina y lo que es peor ésta se había dejado y el cura te preguntaba ¿Cuántas veces hijo mío? y tú le decías, yo que sé padre, todas las que se ha dejado, supongo. Hoy esa conciencia no te deja dormir porque te has fumado cuatro cigarros o te has comido un montado de chorizo frito. Lo que cambian los tiempos y lo distinta que es la democracia de lo que yo me pensaba.
Parece ser que se va a instalar en Madrid o Barcelona una ciudad del vicio al estilo Las Vegas en los Estados Unidos. Nada que objetar por mi parte. Pero me llama la atención la resistencia de muchas capas de la sociedad a que se lleve a cabo este proyecto. He oído entre gentes, tanto de derechas como de izquierdas, que ejecutando estas ciudades se fomenta el juego, el alcohol, la prostitución y todos los vicios que en el mundo son. No creo que vaya a ser obligatorio ir a Eurovegas (así llaman al invento) igual que no es obligatorio beberse un ron con naranja, fumarse un paquete de tabaco o ir todos los sábados al puticlub a ver que se cuece por allí. Por lo tanto vamos a dejarnos de paternalismos, interesados en la mayoría de los casos, y vamos a dejar a la gente con sus vicios, que son suyos.
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DE ANDAR POR CASA
LA SANIDAD
Por A. Rodríguez
Sin entrar en
el discurso demagógico de que la privatización de la sanidad pública es un paso
intermedio hacia una sanidad básica de pago directo, es necesario advertir de
ciertas consideraciones que conlleva consigo tal decisión:
El más
puntual es la necesidad que tiene la empresa privada de buscar el beneficio,
para esto no hay otro camino que el de bajar la calidad del servicio y ahorrar
en recursos humanos y materiales, lo que elevará el riesgo del paciente.
Cuando uno va
al hospital público es consciente de que le van a atender médicos que además de
la carrera han debido prepararse para aprobar una oposición y superar a muchos
otros candidatos que también optaban a la plaza, una garantía al paciente de
estar en las mejores manos. En la
privada sin embargo este factor se pierde, porque no tendrán que competir con
los mejores ni superar ninguna prueba, bastará con ser "allegados" al
grupo de selección de la empresa, pasando a un segundo plano la especialización
y la experiencia.
La formación
y la docencia del personal es básica para alcanzar niveles de excelencia y para
ello es necesario sumar esfuerzos y dedicar tiempo y recursos. En la privada esto se va a ver más como un
incremento de los gastos y una reducción de la productividad por lo que se
aminorará todo lo posible.
Los
indicadores obtenidos hasta ahora nos están diciendo que los costos son abrumadoramente más costosos en contra de lo
que nos quieren hacer creer.
Un riesgo
también muy importante en la privatización es que el ciudadano perderá el
control jurídico en materia presupuestaria y no podrá valorar en que se emplea
su dinero. Si a esto le sumamos que el
criterio para la concesión de hospitales privados puede llegar a cambio de
favores como ya estamos viendo, la corrupción está servida en bandeja… Lo que nos faltaba…
- 3 -
G. Malanda
.../...
EL GRAN TIMO JAMÁS CONTADO
Regino Marmol
Según el
avance de resultados del estudio del Barómetro de junio realizado por el CIS el tercer y cuarto
problema más importante que tienen los españoles son la clase política y los
partidos políticos, seguidos de la corrupción y el fraude, solo aventajados por
el paro y los problemas económicos. Los recortes ocupan el catorceavo puesto,
la reforma laboral el noveno y la banca entra con fuerza en sexto lugar.
Del estudio
del Centro de Investigaciones Sociológicas podemos sacar varias conclusiones
pero una que no se nos debe escapar es, que aparte del mayor problema, que como
no podría ser de otra manera es la preocupación por sacar a tu familia adelante
y por eso el paro y los problemas económicos encabezan las preocupaciones de
los españoles, lo que verdaderamente está indignando y cabreando mucho a todos
los ciudadanos de este país son sus dirigentes, las diversas y variopintas
corrupciones en las que, ya demasiados de ellos están cayendo y el fraude
ocasionado. La ciudadanía está realizando un esfuerzo bestial para seguir
adelante sin alterar el orden. Los recortes y otras acciones no dejan lugar a
dudas, estamos perdiendo derechos conseguidos durante los últimos treinta años
y seguimos tragando. Prueba de ello es que los recortes en sanidad, educación, servicios
sociales, pensiones e incluso la reforma laboral son considerados por los
españoles como problemas menores comparados con la corrupción y la clase
política. El pueblo sabe como un buen padre de familia que a veces hay que
hacer sacrificios para poder seguir avanzando, pero exige la misma diligencia a
sus representantes así como del reparto en la cuota de sacrificios. Nos siguen
anunciando más recortes y duros sacrificios para conseguir la confianza de los
mercados, únicos dioses a los que debemos colmar de ofrendas si queremos
salvarnos del infierno de la
miseria. Habrá que explicar una y mil veces si hace falta que
la confianza se genera y se recuperará cuando los ciudadanos entendamos que el
reparto de los sacrificios es simétrico y de momento el reparto de los
sacrificios está siendo asimétrico, especialmente con la banca donde se
encuentran cien mil millones de euros para sus arcas y por el contrario no hay
diez mil para sanidad y educación; para
el contribuyente defraudador se encuentra una vía de amnistía fiscal y sin embargo para el contribuyente que paga
religiosamente sus impuestos lo que se le hace es gravar cada vez más. Pero
además, qué país puede crear confianza y credibilidad si, día si y día también
salen casos de corrupción y malas prácticas entre sus dirigentes políticos,
entre los directivos de las cajas de ahorro, en la casa real con el yerno del
rey a la cabeza y el propio Rey con sus cacerías y desmanes, o incluso los
fastuosos gastos no justificables del propio presidente del Consejo Superior
del Poder Judicial y del Tribunal Supremo Carlos Divar.
Decía Machado
que "en España lo mejor es el pueblo. Siempre ha sido lo mismo. En los
trances duros, los señoritos invocan a la patria y la venden; el pueblo no la
nombra siquiera, pero la compra con su sangre."
.../...
EL CASTELLANO NO TIENE RESERVADO
EL DERECHO DE ADMISIÓN
Cristian Díaz Rodríguez
¿Dónde estás
castellano que no te encuentro? Te pierdes entre las sombras o te mueres en los
rincones apartados de tu ortodoxia. Lejos quedaron ya tus años dorados cuando
Calderón, Lope, Quevedo, Góngora y Cervantes te cuidaban con esmero. Ahora te
maltratamos con total desapego y mirarte ya no puedo porque no te encuentro. No
es que me crea un erudito ni tampoco atribuirme un conocimiento extenso de esta
lengua, pero con las últimas decisiones de la Real Academia Española
de la Lengua no puedo estar de acuerdo. La RAE se ha dado por vencida, cree que
ya no puede enseñar perfecto castellano a las nuevas generaciones y ha optado
por bajar el nivel a fin de que todos seamos capaces de hablar sin temor a
propinar "puntapiés" al diccionario. Una de las nuevas
incorporaciones al diccionario es culamen. No había suficientes sinónimos de
trasero. No bastaba con: culo, nalgas, posaderas… Ahora en las discusiones
políticas podrá usted insultar o menospreciar a su rival político con adjetivos
como sociata o pepero sin sonrojarse y con el diccionario en la mano. También podrán
los abogados pedir que desalojen a los okupas de su casa y no podrán regañar a
su hijo cuando les llame frikis. No es broma estas palabras también estarán en
el diccionario. En las próximas incorporaciones temo que la RAE elimine la de
los participios y regule la escritura con abreviaturas. Los alumnos rellenaran
los exámenes con freses como: Amrc s dsqbrió n 1492. Así podrán saltarse las
temidas tildes. Queridos académicos no intenten ser nuestros amigos, no nos
digan que sí a todo. Recuerden que nos podemos malcriar y acabar siendo
demasiado pedigüeños. No podemos renegar de nuestro idioma, tampoco creo que lo
hagamos, pero parece que, los que deben velar por su salud, se han tomado un
año sabático. No todas han sido palabras malsonantes las que se han agregado a
nuestro diccionario. También, otras con alto contenido semántico como
"portaeronaves". Esta palabra es muy útil, nos ayuda a diferenciar
entre un buque que transporta aviones de otro que además contiene un
helipuerto. Están en todo... No creo necesaria la incorporación de algunas de
estas palabras, pero tampoco sería justo que atribuyésemos nuestro
desconocimiento de la lengua a la
RAE. Este es consecuencia de la inexistencia de un pacto
nacional para la educación y de clases atestadas.
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