domingo, 20 de enero de 2013

¿Hasta dónde debe entrometerse un gobierno en la conciencia del pueblo?


"Uno" no significa "todos"


Olvidemos por un momento la manipulación de la opinión pública a la que estamos acostumbrados a ver y vamos a algo más básico: las leyes y la selección de lo bueno y malo o correcto e incorrecto.

Imaginemos que programas como Bailando por un sueño representan lo peor de la sociedad: violencia, narcisismo, competencia sangrienta, destrucción de valores, etc. Ahora imaginemos que somos gobierno y que decidimos sacar una ley que prohíba a ese programa (no importa ahora los vericuetos legales) porque consideramos que le hace mal a los espectadores. ¿Qué estamos haciendo en ese caso? Pues estamos considerando que nuestro nivel de conciencia nos hace entender que esos contenidos son malos y que, por el bien de la gente y del país, conviene que no salgan al aire. Es decir, reemplazamos la conciencia del propio espectador, quien tenía la posibilidad de optar entre verlo y no, por la nuestra a la que, obviamente, consideramos superior.

Ahora tomemos otro caso. Viendo la nueva masacre en la escuela primaria de Estados Unidos, imaginemos que por fin deciden prohibir la venta de armas, porque se considera que, de tanto en tanto, sale un loco irresponsable y le quita la vida a varios inocentes. El debate se genera cuando chocan dos argumentos: el de salvaguardar la vida de las personas ante esta clase de locos y el de las libertades coartadas. Una vez más, uno considera que la conciencia de los individuos no es suficiente y antepone la suya (o la del Legislativo, por ejemplo, aunque no viene al caso).

Otro caso muy simple es el del cinturón de seguridad. En Argentina es obligatorio el uso del mismo y existen multas y quitas de puntos en el carnet de conducir para quienes no lo apliquen. La pregunta sería ¿por qué el gobierno me “castiga” por si uso o no el cinturón si es mi vida la que decido poner en juego? Yo soy una persona adulta y entiendo yo con la conciencia suficiente como para optar entre usarlo o no, y sin embargo es obligatorio. La ley “me obliga” a aceptar “la conciencia” que ellos poseen.

Es decir que llegado el momento, vivas en el país que vivas, alguien va a tomar una decisión por el ciudadano. Y surge la pregunta del principio: ¿Hasta dónde debe entrometerse un gobierno en la conciencia del pueblo?

Hablábamos de pocas personas, como un Ejecutivo o Legislativo, pero incluso en un plebiscito, en donde uno entiende que se aplicaría “la mayoría de las conciencias que estén de acuerdo”, deja a un gran número de personas afuera de su elección de conciencia.

Lo que podríamos aseverar a esta altura es que los gobiernos de los países, utilicen el sistema que utilicen, coartan conciencias ya de por sí y en forma explícita. Esto sucede desde el mismo nacimiento ya que no hay territorio sin bandera en el planeta (salvo alguno que otro en disputa).

¿Qué hace una ley? Señala lo que es debido y lo que es indebido y deberá cumplirse si no se quiere cumplir con una condena. ¿Qué hace el Ejecutivo? Administra entre otras cosas según su conciencia (en lo que sería un mundo perfecto, pero es tema aparte).

En definitiva, y respondiendo a la pregunta inicial, el gobierno se entrometerá lo que quiera, de acuerdo a quien esté ahí arriba en ese momento, el sistema lo permita o impida o reciba órdenes de más arriba todavía.

Ahora, viendo todo esto desde este ángulo, ¿es importante o no elegir “a esas personas que reemplazarán su conciencia por la mía”? Tema complejo, pero que forma parte de la estructura del sistema y al que no le damos mucha importancia.


Enlace:  http://lucasraffablog.wordpress.com/2013/01/08/hasta-donde-debe-entrometerse-un-gobierno-en-la-conciencia-del-pueblo/


1 comentario:

  1. ¿Hasta dónde? Buena pregunta. No lo sé. Sólo sé que para garantizar los derechos de todos los integrantes de un grupo social, establecer normas y hacer concesiones parece imprescindible para que no impere la ley del más fuerte.

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