miércoles, 6 de marzo de 2013

Venezuela

Hace unos años descubrí a través de un conocido el blog de una venezolana. Su nombre es Susana Yépez. A principios de 2010 escribía esto:
 
Vista de Carora
 
"Quiero un nuevo presidente. Quiero que nos incluya a todos, no como chavistas y opositores, o demócratas y socialistas del siglo XXI, sino como venezolanos. Quiero un presidente que me diga que Venezuela es una sola y que en ella todos somos importantes. Quiero un líder noble, que no se deje llevar por ilusiones de grandeza personal, más si por la ilusión de lo grande que puede llegar a ser nuestro país.

Quiero un presidente que deje de regalarle a otros países lo que no tenemos, hasta que llegue el día que, gracias a la labor en conjunto de todos, orgullosos y llenos de generosidad por el prójimo, podamos compartir nuestras riquezas con los demás.

Quiero un presidente que se avoque a educar a todos y a cada uno de nosotros con la mejor educación que el dinero venezolano pueda comprar porque entiende que todos los males, (pobreza, miseria, enfermedad), que aquejan a la humanidad tienen que ver con la falta de educación y con la ignorancia.

¡Quiero un nuevo presidente ya! No quiero tener que pelear una vez más, como una gata parida, de voluntaria en una mesa electoral, alerta y lista para la batalla, en espera de todo tipo de patrañas baratas para que el gobierno ineficiente que nos ha regido por más de diez años, continúe haciendo de las suyas mientras yo vivo encerrada y aterrada con tres trancas puestas en la puerta de mi hogar, porque la vida de mis seres queridos no vale nada en este país.

Soy madre de adolescentes y niños. No quiero que mis hijos no tengan clases porque en la escuela no hay agua o luz. Quiero calidad. La quiero de primera porque podemos tenerla y nos la merecemos de primera. Quiero que mi nuevo presidente se rodee de la mejor gente posible, sin importar su política más si su capacidad para la gerencia del éxito en cada una de las muchas áreas que ameritan de experiencia y ayuda. Personas a quien no le puedan comprar la consciencia ni por diez lochas ni por mil millones de dólares, (y tengo que creer que existe este tipo de persona), que se avoquen a resolver los problemas de una vez, porque para eso fueron contratados.

Quiero un presidente que en vez de hablar pistoladas hable de educación, de nuevas y mejores escuelas, de docentes bien preparados y bien remunerados, de universidades y de institutos vocacionales para que cada quien pueda capacitarse y echar para adelante con orgullo y tesón. Quiero que, en vez de hablar de guerra, apátridas y enemigos, hable de proyectos, de empresas, de trabajo, de construcción, de tecnología, de turismo, de hospitales. Quiero un presidente que nos ayude a volver a poner el nombre de nuestro país en alto, que me dé la oportunidad de gritarle al mundo llena de orgullo: “¡Si! Yo soy Venezolana”.

No quiero un presidente que salga en Wikipedia como uno de los clientes fieles del vendedor de camisas francesas “Charvet”, las más caras del mundo, cuando aquí estamos pasando hambre. No. Quiero a un hombre o a una mujer que sea capaz de enrollarse las mangas de su camisa “hecha en Venezuela” para trabajar con su pueblo y no descansar hasta que seamos la primera potencia mundial en seguridad, educación, salud y prosperidad.
Quiero un nuevo presidente que sepa guiarnos con esmero, con lealtad, con nobleza y con trabajo. Que nos inculque que la educación y el trabajo (no el gobierno), son las únicas y las verdaderas herramientas encargadas de darnos una casa, seguridad, comida y salud.

Quiero un presidente que nos diga claro y raspado que nosotros, los venezolanos, solo valdremos la pena cuando nos demos cuenta que la clave está en la educación, y que seremos un verdadero país cuando nos convirtamos en personas productivas y educadas, confiables y responsables de todos y cada uno de nuestros actos.

¡Ya!... ¡Quiero un nuevo Presidente!"
 
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